Valparaíso en la trama del robo de Curauma
- MV
- 18 may
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En 2025, el Gran Valparaíso, núcleo urbano central de la Región de Valparaíso y componente clave de la macrozona central de Chile, enfrenta desafíos estructurales que han limitado su desarrollo territorial y socioeconómico. La paralización del proyecto Curauma en 2013, desencadenada por un esquema de corrupción asociado al Caso Curauma (www.casocurauma.cl), que despojó a la inmobiliaria Curauma S.A., gestora del proyecto, de 535 hectáreas junto al Tranque La Luz, adicionales a las 2.120 hectáreas del Fundo Las Cenizas, constituye un ejemplo paradigmático. Más de una década después (2013-2025), las consecuencias de este acto corrupto persisten, afectando profundamente la economía, la cohesión social y el desarrollo sostenible de la región.
Contexto del proyecto Curauma
Curauma, ubicada a 15 km del Área Metropolitana de Valparaíso (AMV) y a 75 km de Santiago, fue diseñada como una ciudad para descongestionar el AMV y fortalecer la conectividad con la Región Metropolitana. Planificada sobre más de 3.000 hectáreas de los fundos La Luz y Las Cenizas, buscaba albergar hasta 200.000 habitantes en 54.000 viviendas, integrando áreas residenciales, comerciales, educativas y recreativas. El proyecto incluía más de 100 hectáreas de parques y equipamientos como el Campus Curauma de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Hasta 2013, Curauma se consolidaba como un modelo de urbanización privada con más de 45.000 habitantes, pero la corrupción que marcó su paralización frustró su potencial como motor de desarrollo regional (www.curauma.info).
La corrupción en la paralización de Curauma
La paralización de Curauma en 2013 estuvo vinculada a un esquema de corrupción que despojó a Curauma S.A. de 535 hectáreas urbanas junto al Tranque La Luz más 2.120 hectáreas urbanas del Fundo Las Cenizas, tasadas en más de 500 millones de USD, en beneficio de Euroamerica Seguros de Vida S.A., con la participación de la Tesorería General de la República (Leer Anatomía del robo de Curauma). El proceso judicial incluyó la manipulación del sistema informático del Poder Judicial para asignar el caso a un tribunal específico, con una probabilidad estadística de apenas 1,75 en 1.000, evidenciando una intervención deliberada. Caracterizado por 21 intentos fallidos de remate del predio de 535 hectáreas (a abril de 2025), este acto de corrupción refleja una carencia de transparencia y rendición de cuentas, perpetuando un modelo de impunidad que ha erosionado la confianza en las instituciones chilenas.
Impactos en el Gran Valparaíso y su población tras más de una década
Estancamiento urbano crónico: La paralización de Curauma ha restringido el crecimiento planificado del Gran Valparaíso. La región, una de las de mayor expansión urbana en Chile en las últimas décadas, enfrenta una escasez crítica de suelo urbanizable, exacerbada por la interrupción de Curauma. Esto ha incrementado el hacinamiento y los costos inmobiliarios, impactando desproporcionadamente a sectores de bajos ingresos y perpetuando la desigualdad urbana.
Pérdida económica sostenida: La corrupción que detuvo Curauma privó al Gran Valparaíso de un motor económico estratégico. El proyecto prometía generar empleo en construcción, comercio y servicios, además de atraer inversiones en educación y turismo. Más de una década después, la región ha perdido miles de puestos de trabajo potenciales y ha visto mermada su competitividad frente a otras áreas de la macrozona central. La desconfianza generada por la corrupción ha disuadido a inversionistas, consolidando un ciclo de estancamiento económico.
Deterioro de la calidad de vida y segregación territorial: Curauma era valorada por su planificación integral, pero la paralización ha privado a las comunidades de servicios urbanos, espacios públicos y oportunidades económicas. La falta de desarrollo en las 535 hectáreas de La Luz más las 2.120 del Fundo Las Cenizas ha limitado la integración de Curauma con el AMV, agudizando la segregación socioespacial y restringiendo el acceso a viviendas sociales y equipamientos inclusivos, lo que ha marginado aún más a sectores vulnerables y afectados por los incendios.
Erosión de la confianza y cohesión social: La corrupción ha generado un daño intangible pero significativo en la confianza ciudadana hacia las instituciones judiciales y financieras. La percepción de que un proyecto de interés público fue despojado por intereses privados ha alimentado la desafección, especialmente entre comunidades que esperaban beneficiarse de Curauma. Este sentimiento, agravado por la falta de avances significativos, ha debilitado la cohesión social, afectando la capacidad colectiva para promover un desarrollo inclusivo.
La corrupción que en 2013 paralizó el proyecto Curauma, despojando 535 hectáreas junto al Tranque La Luz y comprometiendo el desarrollo de las 2.120 hectáreas del Fundo Las Cenizas, ha generado un impacto estructural en el Gran Valparaíso y la macrozona central. Más de una década después, los efectos persisten en un estancamiento urbano crónico, una economía debilitada, una calidad de vida deteriorada y una confianza institucional severamente erosionada. La reactivación del potencial de Curauma requiere una acción coordinada entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, con el objetivo de reparar el daño causado y promover un desarrollo sostenible e inclusivo que beneficie a la población del Gran Valparaíso.
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