La corrupción del síndico
- MV
- 9 dic 2024
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Actualizado: 11 dic 2024
El proceso de quiebra de Curauma S.A., controlada por Manuel Cruzat Infante, ha revelado un caso alarmante de corrupción e irregularidades protagonizado por el abogado César Millán Nicolet, renunciado síndico de quiebras. Millán, lejos de actuar con la imparcialidad y rectitud que su cargo exige, está vinculado a la empresa Euroamérica Seguros de Vida S.A. y a sus dueños Nicholas Davis Lecaros y Henry Comber Sigall (este último acusado y multado por colusión del casino Enjoy), la cual resultó ser la gran beneficiaria en la liquidación de los activos de Curauma.
Un hecho clave que confirma esta colusión es el viaje que Millán realizó a Punta del Este en 2013, en un avión privado de Euroamérica, acompañado por su controlador, Nicholas Davis Lecaros, justo antes de que asumiera la quiebra. Posteriormente, Millán transfirió los terrenos más valiosos de Curauma S.A. a dicha compañía, con la que la empresa en quiebra mantenía un litigio, lo que deja en evidencia un claro conflicto de interés.
Pero este escándalo no se limita a un solo acto. La Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (SUPERIR) ya había sancionado a Millán mediante la Resolución Exenta N.º 3830, de fecha 13 de julio de 2022, por irregularidades en la gestión de Parques y Jardines La Luz S.A., filial de Curauma S.A. La multa impuesta ascendió a 2.500 UF, aproximadamente $90 millones de pesos chilenos. Millán, lejos de reconocer su responsabilidad, apeló ante el tribunal, pero el 16 de abril de 2024, la Corte rechazó su reclamo y ratificó la sanción, condenándolo además en costas del proceso. Estos hechos no son aislados, sino parte de un patrón de conductas irregulares que demuestran cómo Millán utilizó su cargo para beneficiar a actores privados, incluso antes de la primera Junta de Acreedores, perjudicando a los legítimos interesados en el proceso.
Lo más grave de este caso es la flagrante violación de los principios de transparencia que debería regir todo proceso judicial. Millán, a lo largo de su gestión, ha ocultado información crucial a los acreedores y accionistas de Curauma, bloqueando la participación de quienes tienen legítimo interés en el proceso. Este encubrimiento no solo es una falta ética, sino que representa un ataque directo al debido proceso, dejando en claro que el síndico ha utilizado su posición para manipular los resultados en favor de sus asociados.
El caso de César Millán Nicolet no es más que otro síntoma de un sistema judicial vulnerable a la corrupción, donde la connivencia entre empresarios y operadores judiciales permite que la ley sea manipulada en beneficio de unos pocos.
La corrupción, encarnada en figuras como Millán, continúa erosionando la confianza pública en las instituciones, poniendo en tela de juicio la integridad de todo el sistema.